Seguro que todos nosotros en un momento u otro hemos afirmado “estoy estresado”
Pues bien, dado que este tema está en pleno auge me gustaría hablar brevemente de él.
Empezaremos por definir qué es el estrés: “ es el proceso que se pone en marcha cuando una persona percibe una situación o acontecimiento como amenazante o desbordante de sus recursos. A menudo los hechos que lo ponen en marcha son los que están relacionados con cambios, exigen del individuo un sobreesfuerzo y por tanto ponen en peligro su bienestar personal.”
El estrés afecta de una manera directa a la salud, facilitando la aparición de determinadas enfermedades o acelerando el progreso de una enfermedad ya crónica, o de forma indirecta, bien estimulando la realización de conductas nocivas o reduciendo la probabilidad de que aparezcan conductas saludables.
Muchos estudios han demostrado que el estrés reduce la competencia inmunológica del organismo. Puede reducir la resistencia a las enfermedades, las personas sometidas a altos niveles de estrés sufren un mayor número de enfermedades infecciosas de todo tipo.
Ya es clásica la relación existente entre el estrés y los trastornos gastrointestinales, así como su influencia en problemas cardiovasculares. En los últimos años, y a partir del hallazgo de cómo influye en la competencia inmunológica, se ha concluido que afecta de forma significativa y más si se tienen en cuenta otras variables personales y sociales, a la aparición y progresión de la artritis reumatoide, las alergias, los problemas de piel y los ciertos tumores.
Aunque apoyándonos en lo dicho anteriormente, solemos asociar automáticamente el estrés con un concepto negativo , no siempre es así, el estrés no siempre tiene consecuencias negativas, en ocasiones su presencia representa una excelente oportunidad para poner en marcha nuevos recursos personales, fortaleciendo así la autoestima e incrementando las posibilidades de éxito en ocasiones futuras.
Además, en nuestra sociedad, existen una serie de creencias erróneas relacionadas con el estrés, a continuación enumeraremos algunas:
1.El estrés viene determinado por la situación y la persona simplemente lo padece o se ve abocado a él.
2. Hay determinados acontecimientos o situaciones que son estresantes, siempre y para todas las personas. Por ejemplo el exceso de trabajo o cierto conflicto en una relación interpersonal, muerte de un ser querido, etc.
3. Las situaciones que producen estrés son siempre de carácter negativo. Sería difícil estresarse ante un nuevo y estupendo trabajo, al enamorarse, etc.
4. Estrés y ansiedad es lo mismo.
5. No son compatibles el estrés y la depresión.
6. Es imposible que ante un trabajo rutinario y de poca exigencia la persona pueda sentirse estresado.
Así pues, puede deducirse, que la clave no está en los sucesos estresantes o en el estrés en sí mismo, si no en las habilidades que cada persona posee para gestionarlo. El estrés bien gestionado, no sólo no tiene por qué ser perjudicial para nuestra salud, si no que puede ayudarnos a crecer a como personas.
Os dejo, brevemente explicadas, algunas de las técnicas más básicas y que pueden ayudarnos en momentos en los que el estrés hace su aparición:
1- Técnicas de gestión del tiempo
En muchas ocasiones el estrés surge porque tenemos que hacer muchas cosas y creemos que no tenemos tiempo para hacerlas, por lo que percibimos que no tenemos el control de la situación. Sin embargo, si lo gestionas bien, tendrás tiempo para todo y no solo ganarás tiempo, sino que serás más efectivo, eficaz y creativo.
2-Disminuye demandas y construye recursos
-Una demanda es todo aquello que requiere esfuerzo físico o mental y que se asocia con costes físicos o psicológicos. Por ejemplo el cuidado de los niños, trabajos a terminar, obligaciones, etc.
-Un recurso es algo que te ayuda a conseguir tus objetivos y a reducir las demandas. Hay recursos personales (autoestima, optimismo y autoeficacia), sociales (familia, amigos…) y económicos.
Será bueno para controlar tu estrés:
1)Disminuir las demandas: no trabajar demasiado, proponerse objetivos con más tiempo de antelación, tener más tiempo libre…
2) Construir recursos: hacer amigos, construir una buena relación con la familia, ahorrar algo de dinero mensual…
3) Adopta estrategias de afrontamiento positivas
Las estrategias de afrontamiento son los comportamientos que adoptamos para afrontar demandas, problemas y sucesos vitales. Aquí van algunas:
–Comportamiento proactivo: se trata de un enfoque activo de comportamento, opuesto a la reactividad, a partir del cual actúas a partir de tu propia iniciativa.
–Autorregulación: es la habilidad para ser consciente de tu propio comportamiento, planificarlo y ser capaz de controlar reacciones que llevan a consecuencias negativas.
–Orientación hacia metas: es la capacidad para establecer objetivos y ser persistentes para lograrlos.
–Foco de promoción: se trata de poner tu atención en los resultados positivos que puedes conseguir, en las recompensas, en el crecimiento y en el avance.
–Centrado en la acción: la estrategia de afrontamiento centrada en la acción se basa en actuar para resolver los problemas que provocan el estrés. Centrarte en qué tienes que hacer para resolver el estrés te ayudará a solucionarlo, siempre y cuando actúes. En cambio, cuando algo es irresoluble (como la muerte de una persona) será mejor centrarse en tus pensamientos (evitar pensamientos negativos y pensar de forma más positiva).
3-Tómate tiempo libre y adopta una vida saludable
Estar siempre ocupado y trabajando sin tomarte tiempo libre no es bueno y además será negativo para tu productividad y salud.
Guarda al menos una hora al día para relajarte y hacer una actividad que te apetezca.
• Socializa.
• Adopta una dieta saludable.
• Haz ejercicio de forma constante.
• Reduce el azúcar y la cafeína.
• Evita alcohol, tabaco y otras drogas.
• Duerme lo suficiente como para sentirte descansado.

Cristina Lambán, Psicóloga.