¿Qué es la conciencia corporal?
Muchos os preguntaréis qué es eso de la conciencia corporal. Buscando definiciones, la verdad es que no parece haber una establecida, así que he elegido la que hacen los autores Frosting y Maslow (1984) acerca de la imagen corporal: “Es la suma de todas las sensaciones y sentimientos que conciernen al cuerpo (el cuerpo como se siente)”.
¿Cómo se siente el cuerpo?
Esta bonita definición hace que me pregunte cuánto espacio dedicamos a sentirnos (eso si es que le dedicamos algún espacio…). Y claro, en este sentir no me refiero sólo a cuando nuestro cuerpo enferma y no nos queda más remedio que hacerle algo de caso; el cuerpo es como un mensajero, nos alerta constantemente cuando algo de lo que pensamos, sentimos o imaginamos es bueno o no para nuestra biología, mediante indicadores somáticos de bienestar o malestar que generalmente ignoramos.
Al parecer, estamos acostumbrados a disociar el cuerpo de la mente, cuando realmente todo forma parte del mismo ser: tú mismo. Por supuesto, cuerpo y mente se encuentran en constante interacción y ésta ejerce una profunda influencia sobre la propia salud y/o enfermedad.
Un ejemplo práctico:
Para que os hagáis una idea de cómo generar ese necesario diálogo con el propio cuerpo os propongo un ejercicio muy sencillo (ten en cuenta que puedes dedicarle a cada parte el tiempo que necesites antes de pasar a la siguiente).
-Te voy a pedir que prestes atención a cómo está colocado tu pie derecho; no hace falta que lo mires, sólo piensa en él
-¿Y tu pie izquierdo? ¿Lo sientes igual que el derecho?
-¿La rodilla derecha? ¿Cómo la sientes? ¿Y la izquierda? ¿Las sientes de la misma manera?
-¿Cómo están colocados tus glúteos? ¿Alguno soporta más peso que el otro? ¿Cuál?
-¿Qué hay de tu cadera? ¿Está ladeada? ¿Hacia dónde?
-¿Tus hombros están a la misma altura? ¿O alguno está más elevado?
-¿Cómo sientes tu cuello? ¿Y tu cabeza? ¿Está inclinada? ¿Hacia qué lado?
Estar “Presente” en el presente:
Mis enhorabuenas a todos los que hayáis seguido con éxito este recorrido por vuestros cuerpos. Seguro que alguno se
ha sorprendido con el resultado de esta autoexploración y más de uno habréis corregido vuestra postura. Felicitaros
también porque, aunque parezca algo complicado en el día a día, con este pequeño ejercicio habéis conseguido “estar
presentes en el presente”: al trabajar esta toma de conciencia aprendemos a controlar el pensamiento, poniendo el
foco en lo que nos interesa, conocernos y cuidarnos.
Os invito a poner en práctica esta toma de conciencia corporal, porque son muchos los beneficios de aprender
a conocernos y éste es un gran paso para empezar a cuidarnos.
Paula Bergua